Este es el secreto para cocinar tus verduras con mejor sabor

Tips Nutrición

Este es el secreto para cocinar tus verduras con mejor sabor

Publicado por: Periodista Ximena Alarcón

Fecha: 15 abril, 2019

Hoy te entregamos valiosos tips para que puedas preparar tus vegetales más ricos y así aumentes su consumo que es tan beneficioso para tu salud. ¡No te los pierdas! 

Dulzura
Para que lo sepas, la mayoría de los vegetales contiene un porcentaje de azúcares, pero a menudo hay que cocinarlos para liberar esa dulzura natural. Los métodos de cocido seco, como asar o fritar, pueden contrarrestar cualquier amargura propia de los vegetales al caramelizar sus azúcares e intensificar su sabor. Si los vegetales tienen una capa de aceite encima, el aceite se calienta rápido y eso hace que se evapore la humedad de la superficie. El resultado es un interior suave y un exterior con mucho sabor.

Textura
Debes saber que los vegetales hervidos se ablandan más rápido que los que se cocinan al vapor, así que es mejor hervir las verduras de raíz para hacer purés, pero usar la vaporera si quieres que el resultado sea crujiente. Cocinar al vapor permite mantener las propiedades nutritivas y sabores de las hortalizas. Sin embargo, los vegetales de hojas verdes pueden perder color.

Según su color
Es verdad, el color de los vegetales a menudo nos da pistas de la mejor forma de cocinarlos y conservar su valor nutricional.

Morados
Los vegetales púrpura son apreciados por sus altos niveles de antioxidantes y su sabor.  Las antocianinas hacen que los vegetales sean púrpura. Estas moléculas son inestables y solubles en agua, así que estos vegetales usualmente pierden en color cuando se hierven. Para evitar que esto ocurra, es mejor comérselos crudos o añadir sabores ácidos al líquido en el que se van a cocinar para intensificar el color: esa es una de las razones por las que el repollo rojo a menudo se cocina en vinagre.

Verdes
Los vegetales verdes tienen ese color gracias a la clorofila, que es soluble en agua. Para retener el color, hiérvelos por el menor tiempo posible usando grandes cantidades de agua salada  y luego sumérgelos en agua helada. O más bien, sofríelos o ásalos.