Publicado por: admin
Fecha: 15 septiembre, 2025
El estrés puede convertirse en un obstáculo silencioso para tu progreso fitness: altera la recuperación, reduce la energía y disminuye la concentración, haciendo menos eficaces cada sesión.
Cuando los niveles de estrés son altos, el organismo eleva la producción de cortisol, lo que dificulta la reparación muscular y empeora la calidad del sueño —dos pilares clave para rendir y recuperarte.
Entre los efectos más habituales del estrés en el entrenamiento están:
Menor concentración: aumenta el riesgo de errores técnicos y lesiones.
Recuperación más lenta: los músculos tardan más en regenerarse.
Rendimiento reducido: actividades como correr o levantar peso se perciben más exigentes.
La buena noticia es que puedes mitigar su impacto: ajusta la intensidad en días complicados, aplica técnicas de respiración o mindfulness y prioriza el descanso nocturno. Estas medidas simples ayudan a equilibrar cuerpo y mente y a mejorar tanto el bienestar como el rendimiento deportivo.
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